Algunas observaciones sobre la forma lógica: Difference between revisions

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|translator=Tranlsated by Luis Alejandro Castro McCausland
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|notes=Esta traducción se basa en Ludwig Wittgenstein. «[[Some Remarks on Logical Form]]». ''Proceedings of the Aristotelian Society'', Supplementary Volumes, 1929, vol. 9, 1929, Knowledge, Experience and Realism, pp. 162-171. El texto original está en el dominio público en su país de origen y en otros países y zonas donde el plazo de los derechos de autor es la vida del autor más 70 años o menos. Esta traducción se publica bajo los términos de la licencia <span class="plainlinks">[https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es Creative Commons Atribución-Compartir Igual]</span>.
|notes=Esta traducción se basa en Ludwig Wittgenstein. «[[Some Remarks on Logical Form]]». ''Proceedings of the Aristotelian Society'', Supplementary Volume 9 (''Knowledge, Experience and Realism''), 1929, pp. 162-171. El texto original está en el dominio público en su país de origen y en otros países y zonas donde el plazo de los derechos de autor es la vida del autor más 70 años o menos. Esta traducción se publica bajo los términos de la licencia <span class="plainlinks">[https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es Creative Commons Atribución-Compartir Igual]</span>.
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[[File:Some Remarks on Logical Form drawing.png|350px|center|link=]]
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por ejemplo, P es rojo, por el símbolo “[6-9, 3-8] R”, donde “R” aún es un término sin analizar (“6-9” y “3-8” representan el intervalo continuo entre los respectivos números). Aquí el sistema de coordenadas es parte del modo de expresión; es parte del método de proyección por el cual la realidad es proyectada en nuestro simbolismo. La relación de un parche estando entre otros dos puede ser expresada análogamente por el uso de variables aparentes. No hace falta que diga que este análisis de ninguna manera pretende ser completo. No he hecho mención en él del tiempo, y el uso de espacio bidimensional no se justifica incluso en el caso de la visión monocular. Sólo deseo señalar la dirección en la que, creo, el análisis de los fenómenos visuales debe ir, y que en este análisis nos encontramos con formas lógicas bastante diferentes de aquellas que el lenguaje ordinario nos lleva a esperar. La aparición de números en las formas de las proposiciones atómicas es, en mi opinión no simplemente una característica de un simbolismo especial, sino una parte esencial y, por tanto, inescapable de la representación.  Y los números tendrán que entrar en estas formas cuando—como solemos decir en lenguaje ordinario—estamos tratando con propiedades que admiten gradación, por ejemplo, propiedades como la longitud de un intervalo, la altura de un sonido, el brillo o rojez de un tono de color, etc. Es una característica de estas propiedades que un grado de ellas excluye a todos los demás. Un tono de color no puede simultáneamente tener dos grados diferentes de brillo o rojez, un tono no puede tener dos fuerzas diferentes, etc. Y el punto importante aquí es que estas observaciones no expresan una experiencia, sino que en cierto sentido son tautologías. Cada uno de nosotros sabe esto en la vida ordinaria. Si alguien nos pregunta “¿Qué temperatura hace afuera?” y contestamos “Ochenta grados”, y ahora nos preguntara de nuevo, “¿Y hacen noventa grados?” nosotros deberíamos contestar, “Te dije que hacían ochenta”. Tomamos la afirmación de grado (de la temperatura, por ejemplo) como una descripción ''completa'' que no requiere suplementación. Así, cuando nos preguntan, decimos qué hora es y no por aparte qué hora no es.  
por ejemplo, P es rojo, por el símbolo “[6-9, 3-8] R”, donde “R” aún es un término sin analizar (“6-9” y “3-8” representan el intervalo continuo entre los respectivos números). Aquí el sistema de coordenadas es parte del modo de expresión; es parte del método de proyección por el cual la realidad es proyectada en nuestro simbolismo. La relación de un parche estando entre otros dos puede ser expresada análogamente por el uso de variables aparentes. No hace falta que diga que este análisis de ninguna manera pretende ser completo. No he hecho mención en él del tiempo, y el uso de espacio bidimensional no se justifica incluso en el caso de la visión monocular. Sólo deseo señalar la dirección en la que, creo, el análisis de los fenómenos visuales debe ir, y que en este análisis nos encontramos con formas lógicas bastante diferentes de aquellas que el lenguaje ordinario nos lleva a esperar. La aparición de números en las formas de las proposiciones atómicas es, en mi opinión no simplemente una característica de un simbolismo especial, sino una parte esencial y, por tanto, inescapable de la representación. Y los números tendrán que entrar en estas formas cuando—como solemos decir en lenguaje ordinario—estamos tratando con propiedades que admiten gradación, por ejemplo, propiedades como la longitud de un intervalo, la altura de un sonido, el brillo o rojez de un tono de color, etc. Es una característica de estas propiedades que un grado de ellas excluye a todos los demás. Un tono de color no puede simultáneamente tener dos grados diferentes de brillo o rojez, un tono no puede tener dos fuerzas diferentes, etc. Y el punto importante aquí es que estas observaciones no expresan una experiencia, sino que en cierto sentido son tautologías. Cada uno de nosotros sabe esto en la vida ordinaria. Si alguien nos pregunta “¿Qué temperatura hace afuera?” y contestamos “Ochenta grados”, y ahora nos preguntara de nuevo, “¿Y hacen noventa grados?” nosotros deberíamos contestar, “Te dije que hacían ochenta”. Tomamos la afirmación de grado (de la temperatura, por ejemplo) como una descripción ''completa'' que no requiere suplementación. Así, cuando nos preguntan, decimos qué hora es y no por aparte qué hora no es.  


Uno podría pensar—y eso pensaba hasta hace no mucho—que una afirmación expresando un grado de cualidad podría ser analizada en un producto lógico de afirmaciones individuales de cantidad y una afirmación suplementaria que lo complete. Siendo que podría describir los contenidos de mi bolsillo diciendo “Contiene un penique, un centavo, dos llaves y nada más”. Este “y nada más” es la afirmación suplementaria que completa la descripción. Pero esto no sirve como análisis de una afirmación de grado. Llamemos a la unidad de, por ejemplo, brillo ''b'' y que E(''b'') sea la afirmación que la entidad E posee ese brillo, entonces la proposición E(2''b''), que dice que E tiene dos grados de brillo, debería ser analizable en el producto lógico E(''b'') & E(''b''), pero esto es igual a E(''b''); si, por otra parte, tratásemos de distinguir entre unidades y consecuentemente escribir E(2''b'') = E(''b''’) & E(''b''’’), asumiríamos dos unidades diferentes de brillo; y entonces, si una entidad posee una unidad, surge la pregunta, cuál de las dos— b’ o b’’— es; lo que obviamente es absurdo.
Uno podría pensar—y eso pensaba hasta hace no mucho—que una afirmación expresando un grado de cualidad podría ser analizada en un producto lógico de afirmaciones individuales de cantidad y una afirmación suplementaria que lo complete. Siendo que podría describir los contenidos de mi bolsillo diciendo “Contiene un penique, un centavo, dos llaves y nada más”. Este “y nada más” es la afirmación suplementaria que completa la descripción. Pero esto no sirve como análisis de una afirmación de grado. Llamemos a la unidad de, por ejemplo, brillo ''b'' y que E(''b'') sea la afirmación que la entidad E posee ese brillo, entonces la proposición E(2''b''), que dice que E tiene dos grados de brillo, debería ser analizable en el producto lógico E(''b'') & E(''b''), pero esto es igual a E(''b''); si, por otra parte, tratásemos de distinguir entre unidades y consecuentemente escribir E(2''b'') = E(''b''’) & E(''b''’’), asumiríamos dos unidades diferentes de brillo; y entonces, si una entidad posee una unidad, surge la pregunta, cuál de las dos— b’ o b’’— es; lo que obviamente es absurdo.
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Sostengo que una afirmación que atribuye grado a una cualidad no puede analizarse más a fondo, y, además, que la relación de diferencia del grado es una relación interna y que es por tanto representada por una relación interna entre afirmaciones que atribuyen diferentes grados. Esto es, la afirmación atómica debe tener la misma multiplicidad del grado que atribuye, de donde se sigue que los números deben entrar a las formas de las proposiciones atómicas. La exclusión mutua de afirmaciones de grado no analizables contradice una opinión que fue publicada por mí varios años atrás y que necesitaba que las proposiciones atómicas no se excluyeran unas a otras. Digo aquí deliberadamente “excluir” y no “contradecir”, pues hay una diferencia entre estas dos nociones, y las proposiciones atómicas, aunque no pueden contradecir, pueden excluir unas a otras. Trataré de explicar esto. Hay funciones que pueden dar a una proposición verdadera sólo un valor de su argumento porque—si me puedo expresar así—sólo hay espacio en ellas para uno. Por ejemplo, una proposición que afirme la existencia del color R en un tiempo T en un espacio P de nuestro campo visual. Escribiré esta proposición “RPT” y abstraeré por el momento de cualquier consideración de cómo una afirmación así se debe analizar más a fondo. “BPT”, entonces, dice que el color B está en el lugar P en el tiempo T, y será claro para la mayoría de nosotros aquí, y para todos en nuestra vida ordinaria, que “RPT & BPT” es algún tipo de contradicción (y no simplemente una proposición falsa). Ahora, si las afirmaciones de grado fueran analizables—como solía pensar—podríamos explicar esta contradicción diciendo que el color R contiene todos los grados de R y ninguno de B y que el color B contiene todos los grados de B y ninguno de R. Pero de lo anterior se sigue que ningún análisis puede eliminar afirmaciones de grado. ¿Cómo, entonces, opera la exclusión mutua de RPT y BPT? Creo que consiste en el hecho de que tanto RPT como BPT son, en cierto sentido, ''completas''. Eso que corresponde en la realidad a la función “( )PT” solamente deja espacio para una entidad—en el mismo sentido, de hecho, en el que decimos que sólo hay espacio para una persona en una silla. Nuestro simbolismo, que nos permite formar el signo del producto lógico de “RPT” y “BPT” no nos da una representación correcta de la realidad.  
Sostengo que una afirmación que atribuye grado a una cualidad no puede analizarse más a fondo, y, además, que la relación de diferencia del grado es una relación interna y que es por tanto representada por una relación interna entre afirmaciones que atribuyen diferentes grados. Esto es, la afirmación atómica debe tener la misma multiplicidad del grado que atribuye, de donde se sigue que los números deben entrar a las formas de las proposiciones atómicas. La exclusión mutua de afirmaciones de grado no analizables contradice una opinión que fue publicada por mí varios años atrás y que necesitaba que las proposiciones atómicas no se excluyeran unas a otras. Digo aquí deliberadamente “excluir” y no “contradecir”, pues hay una diferencia entre estas dos nociones, y las proposiciones atómicas, aunque no pueden contradecir, pueden excluir unas a otras. Trataré de explicar esto. Hay funciones que pueden dar a una proposición verdadera sólo un valor de su argumento porque—si me puedo expresar así—sólo hay espacio en ellas para uno. Por ejemplo, una proposición que afirme la existencia del color R en un tiempo T en un espacio P de nuestro campo visual. Escribiré esta proposición “RPT” y abstraeré por el momento de cualquier consideración de cómo una afirmación así se debe analizar más a fondo. “BPT”, entonces, dice que el color B está en el lugar P en el tiempo T, y será claro para la mayoría de nosotros aquí, y para todos en nuestra vida ordinaria, que “RPT & BPT” es algún tipo de contradicción (y no simplemente una proposición falsa). Ahora, si las afirmaciones de grado fueran analizables—como solía pensar—podríamos explicar esta contradicción diciendo que el color R contiene todos los grados de R y ninguno de B y que el color B contiene todos los grados de B y ninguno de R. Pero de lo anterior se sigue que ningún análisis puede eliminar afirmaciones de grado. ¿Cómo, entonces, opera la exclusión mutua de RPT y BPT? Creo que consiste en el hecho de que tanto RPT como BPT son, en cierto sentido, ''completas''. Eso que corresponde en la realidad a la función “( )PT” solamente deja espacio para una entidad—en el mismo sentido, de hecho, en el que decimos que sólo hay espacio para una persona en una silla. Nuestro simbolismo, que nos permite formar el signo del producto lógico de “RPT” y “BPT” no nos da una representación correcta de la realidad.  


He dicho en otro lado que una proposición “llega hasta la realidad”, y con esto quiero decir que las formas de las entidades están contenidas en la forma de la proposición que es sobre estas entidades. Para la oración, junto con el modo de proyección que proyecta la realidad en la oración, determina la forma lógica de las entidades, al igual que en nuestro símil una imagen en el plano II, junto con su modo de proyección, determina la forma de la figura en el plano I. Esta observación, creo, nos da la clave para la explicación de la exclusión mutua de RPT y BPT. Pues si la proposición contiene la forma de la entidad de la que trata, entonces es posible que dos proposiciones colisionen en esta misma forma. Las proposiciones, “Brown ahora se sienta en esta silla” y “Jones ahora se sienta en esta silla”  cada una, en un sentido, intenta poner a su término del sujeto en la silla. Pero el producto lógico de estas proposiciones los pondrá a ambos a la vez, y esto lleva a una colisión, una exclusión mutua de estos términos. ¿Cómo se representa a si misma esta exclusión en simbolismo? Podemos escribir el producto lógico de dos proposiciones, ''p'' y ''q'', de esta manera:—
He dicho en otro lado que una proposición “llega hasta la realidad”, y con esto quiero decir que las formas de las entidades están contenidas en la forma de la proposición que es sobre estas entidades. Para la oración, junto con el modo de proyección que proyecta la realidad en la oración, determina la forma lógica de las entidades, al igual que en nuestro símil una imagen en el plano II, junto con su modo de proyección, determina la forma de la figura en el plano I. Esta observación, creo, nos da la clave para la explicación de la exclusión mutua de RPT y BPT. Pues si la proposición contiene la forma de la entidad de la que trata, entonces es posible que dos proposiciones colisionen en esta misma forma. Las proposiciones, “Brown ahora se sienta en esta silla” y “Jones ahora se sienta en esta silla” cada una, en un sentido, intenta poner a su término del sujeto en la silla. Pero el producto lógico de estas proposiciones los pondrá a ambos a la vez, y esto lleva a una colisión, una exclusión mutua de estos términos. ¿Cómo se representa a si misma esta exclusión en simbolismo? Podemos escribir el producto lógico de dos proposiciones, ''p'' y ''q'', de esta manera:—


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